Hay lugares donde el tiempo se detiene y la mirada se expande. El Risco de Famara, con su imponente perfil recortado sobre el Atlántico, es uno de ellos. Desde su cima, Lanzarote se revela en toda su complejidad: valles, conos volcánicos, campos de jable y el Archipiélago Chinijo flotando como un espejismo sobre el mar.
Geoparqueando en el Risco propone una ruta interpretada por el techo de la isla, conocida por los lugareños como La Montaña, donde la geología, la historia y la biodiversidad se encuentran en un relato común. A cada paso, el caminante descubre el alma geológica de la isla, con paisajes que suspiran contrastes y donde el silencio nos habla del origen de la tierra que sostiene nuestros pies.
Desde los miradores naturales del Risco se disfruta de vistas espectaculares del Valle de Haría, el Volcán de La Corona y el Valle de Temisa, con sus antiguos bancales agrícolas que aún conservan la huella del esfuerzo humano por habitar la pendiente. Más allá, el Jable y las arenas móviles del centro de la isla nos recuerdan la continua transformación del territorio.
Durante el recorrido, hablaremos de los procesos geológicos que formaron el norte de Lanzarote, los flujos de lava, los colapsos del Risco, la erosión marina, el complejo mundo de las galerías de agua y de cómo la vida se adaptó a estas condiciones extremas, dando lugar a una biodiversidad singular donde conviven líquenes, endemismos vegetales que desafían al viento, y aves marinas que anidan en los acantilados.
Esta ruta de dificultad media-baja invita a todas las personas, con mirada curiosa y con ganas de dejarse asombrar por el paisaje mientras camina sobre miles de años de historia, a participar.
Les prometemos un aula sin muros en uno de los enclaves naturales más emblemáticos del Geoparque, un mirador natural desde el que comprender la historia geológica de Lanzarote y el Archipiélago Chinjo y un poema atemporal de tierra y mar cerca del cielo.
