Hay lugares en la Tierra donde parece que el tiempo se ha detenido, donde el paisaje podría pertenecer tanto al pasado como al futuro, o incluso a otro planeta. Lanzarote es uno de esos lugares. Su piel de lava y su belleza casi extraterrestre la han convertido en un laboratorio natural y análogo planetario de referencia mundial.
El lanzamiento de nuestra nave se realizará a manos de D. Jesús Martínez Frías, geólogo, astrogeólogo y pionero en el estudio de los entornos volcánicos como modelos para la exploración espacial en la actividad Lanzarote: Laboratorio Natural y Análogo Planetario mundial.
En nuestro palique conoceremos los hitos científicos y divulgativos que han situado a Lanzarote en el mapa de la astrobiología y la geología planetaria: comunicaciones internacionales, publicaciones en revistas de alto impacto como Nature, el curso de instrucción para astronautas, el diseño del primer simulante lunar español fabricado con rocas y suelos de la isla, y la participación en misiones que conectan el archipiélago con el espacio, como el envío de un fragmento basáltico lanzaroteño en un cohete Falcon 9 de SpaceX.
D. Jesús Martínez Frías compartirá también su experiencia en proyectos educativos, conferencias y rutas planetarias, que han acercado la ciencia al público y a los guías turísticos del Geoparque, demostrando que el conocimiento puede viajar tan lejos como la curiosidad lo permita.
Nuestra nave tomará tierra en una exploración sobre el terreno de Caldera Blanca y en pleno Parque Natural de Los Volcanes. Este recorrido de dificultad media-baja nos conducirá a través de paisajes que resistieron la furia del Timanfaya. Los islotes o kipukas, fragmentos de terreno antiguo que sobrevivieron al avance de la lava, conservan la huella de la vida que persistió en medio del fuego, y muestran cómo el ser humano aprovechó estos espacios para la ganadería y la agricultura tras la erupción.
En cada paso descubriremos cómo los procesos geológicos de la Tierra nos ayudan a comprender los de otros planetas. Dos días para mirar a las estrellas desde el suelo volcánico de Lanzarote, y entender que, en cada roca, se esconde un pedazo del universo.
